¡Libérate de las relaciones disfuncionales! ¿Cómo relacionarte con otros desde el amor?

Somos seres sociales y hemos venido al mundo para relacionarnos, desarrollar y crecer mediante la interacción y convivencia con otros. El propósito de toda relación es la felicidad y el tejer lazos de cooperación. Sin embargo, a pesar que la capacidad de crear vínculos es innata en nosotros, relacionarnos con otros a veces resulta difícil, desafiante y en ocasiones desgastante.

Muchas veces atribuimos nuestro malestar, conflictos, problemas, dificultades y hasta enfermedades a relaciones de pareja, familiares o laborales. Alguna vez en la última semana, ¿Te has escuchado decir?: ¨Mi jefe me estresa¨, ¨Mis hijos me enojan¨, ¨Mi pareja me está enfermando¨, ¨Mi vecino me molesta .... En este post, te invito a que te des cuenta que la gente puede criticarte, castigarte y tratar de quitarte tu paz, pero no lo conseguirán a menos que tu les des ese poder.

¨RECUERDA QUE NO HAY PERSONA, SITUACIÓN O CONDICIÓN QUE TENGA EL PODER DE QUITARTE TU LUZ¨.

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Venimos a este mundo a aprender y a enseñar. Dentro de ti, existe un maestro y un alumno. La vida nos pone a otras personas en nuestro camino, para que revelen de nosotros lo que no hemos podido ver y debemos soltar. Cuando nos enfrentamos a una relación conflictiva o disfuncional (aquella que alberga sentimientos de culpa, vergüenza, ansiedad, depresión y miedo), muchas veces enfocamos nuestra atención en lo que está afuera, cuando en realidad debería hallarse dentro, observando ¿Qué debemos liberar para relacionarnos desde una postura más amorosa?

Cada vez que entramos en contacto con otra persona, se nos brinda la oportunidad de mirar hacia adentro y perdonar, sanar y liberar la culpa, vergüenza y el rencor que nos ciegan. En este post, comparto contigo mis aprendizajes, de uno de los capítulos del libro ¡Líberate! Sana lo que te ata para vivir en plenitud de Alejandra Llamas. Una obra maestra, para la sanación y liberación interior. En sus páginas encontrarás ejercicios, herramientas y sobre todo mucha sabiduría para que inicies una travesía de transformación, renovando tu mente, tu espíritu y tu forma de relacionarte contigo mismo y con los demás.

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Quizá uno de los aspectos más importantes, derivados de mi lectura, tiene que ver con aprender la lección de nuestras relaciones, para evitar que estas se conviertan en patrones que vivimos y repetimos una y otra vez. Para sanar y liberarnos de relaciones disfuncionales, el primer paso es identificar ¿Desde qué lugar nos estamos relacionando con otros? En una relación existen únicamente dos caminos, o extendemos el amor, o proyectamos nuestros miedos.

¿Cómo sanar y mejorar tus relaciones, para que estas se vuelvan relaciones¨santas¨?

A diferencia de las relaciones disfuncionales, en donde no encuentras bienestar para compartir y co- crear y padeces en lugar de disfrutar; las relaciones santas, son aquellas que se basan en la responsabilidad, el conocimiento de la verdad y la unión de intereses compartidos. Nos alejan del conflicto, de los juicios y del ego y se enfocan en honrar al otro.

Cualquier relación puede convertirse en una relación santa, si eliges relacionarte desde el amor, trayendo la curiosidad y mente abierta, logrando la conexión y comunicación. Te comparto algunos pasos y consejos, del libro de Alejandra, para construir relaciones santas:

1. Deja de ver o de referirte a la relación como conflictiva y disfuncional y percíbela como una relación de aprendizaje, una oportunidad para recapacitar, aprender, cambiar, liberar.

2. Cada día elige ser respetuoso y amable, detrás de toda acción hay una intención.

3. Atrévete a mirar a otros con los ojos del espíritu, deja de juzgarlos como buenos o malos y atrévete a verlos como maestros, como una bendición que trae consigo una lección y la invitación a la sanación. No te centres en aspectos limitantes como tus juicios o suposiciones.

4. Sé honesto, si tu relación ofrece más conflicto que alegría, significa que algo debes aprender. Sé sincero contigo mismo sobre lo que funciona y no funciona en la relación.

5. Hazte responsable, pregúntate ¿De qué forma te estás haciendo responsable del conflicto o solo culpas al otro? ¿Qué pensamientos y emociones traes tu a la relación?

6. Haz peticiones, las peticiones traen consigo una necesidad. No tengas miedo de decir lo que necesitas y cómo lo necesitas. Los límites y las peticiones son clave en una relación santa.

7. Vive y relaciónate desde el AHORA. Mi esposo es la persona con quien me resulta más difícil pelear o enojarme. ¿Por qué? Porque vive en el ahora y cuando intento discutir sobre asuntos del pasado, me responde diciendo que son líos o pleitos históricos, y me enfoca de nuevo en el presente. Pregúntate, si no pudieras hablar de lo que se hizo ayer o hace una semana, ¿Cómo sería la relación o la conversación? Cuando te relacionas desde el presente, lo haces desde el mundo de las posibilidades, y no desde la culpa, o el resentimiento.

8. Intenta unir en vez de separar. En las relaciones se requiere de disposición. Por lo tanto, fíjate en donde pones la lupa ¿En lo malo o en lo bueno? , ¿En la curiosidad o en el juicio?, ¿En lo que los une o en lo que los separa? Busca y encuentra en el otro, aquello que tienen en común, y construye el diálogo y la relación a partir de allí.

9. Invita a Dios a tus relaciones. Recuerda que no puedes salir de un conflicto desde la misma mentalidad y postura, desde el que lo iniciaste. Para resolver un problema, necesitas un grado más elevado de conciencia. No tengas miedo de invitar a Dios a tus relaciones, pídele que te ilumine, que te ayude a relacionarte ¿Cómo lo haría Él?. Entrégale tus relaciones conflictivas, confía y suelta.

Por último, recuerda que estar en paz con una persona problemática, produce un crecimiento acelerado, pero no quiere decir que debas permanecer físicamente y en contacto con la persona, pero si que aprendas lecciones poderosas en amor, paciencia, comprensión y perdón.

Te invito a que traigas la curiosidad a tus espacios de convivencia, y veas con una mirada diferente la forma en la que te relaciones con otros, dejando de ver la disfuncionalidad en la relación, y enfocándote en la posibilidad y el aprendizaje. Al relacionarte con otros nunca dejes de preguntarte:

• ¿De qué manera esta persona es mi maestro?

• ¿Qué puedo aprender de él/ella y/o de la situación?

• ¿Qué puedo aprender de cómo es esta persona?

¡Atrévete a empezar!