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¿Eres águila o gallina?

Cuenta una leyenda india que un granjero se encontró un día el huevo de un águila, y que lo metió en el gallinero. Una gallina aceptó incubarlo y, poco después, un aguilucho vio la luz en medio de una camada de polluelos. Creció con ellos. Toda su vida, estuvo en la granja e hizo lo que una gallina normalmente hace: buscar insectos, picotear grano, pelearse (un poco) con sus congéneres, soportar el humor receloso del gallo, temblar de miedo cuando rondaba un zorro, y por la tarde, volver a dormir al gallinero. Cacareaba como gallina y engordaba tranquilamente, y cuando volaba, era una nube de plumas y unos metros tan sólo. Después de todo, ¡es así cómo se supone que deben volar las gallinas!

Pasaron los años, idénticos, tranquilos y monótonos. Y el águila se hizo vieja, muy vieja. Un día, una sombra inmensa pasó por encima de ella, lentamente. Sorprendida, levantó la cabeza y vio un ave magnífica y majestuosa planear en un cielo soberbio, sirviéndose con gracias de las corrientes ascendentes, sin mover sus alas doradas.

  • ¡Qué ave espléndida! , dijo con admiración a sus vecinas. ¿Qué es?

  • Es un águila, la reina de las aves – cacareó una gallina, mientras picoteaba. Pero no sueñes, ¡tú sólo eres una gallina, y nunca serás águila.

  • ¡Qué lástima! – suspiró pensando con envidia en esa ave tan admirable.

Llegó el día en el que murió pensando con pena que sólo había sido una gallina.




¡Hola!, hoy empiezo mi post con un hermoso cuento. Una reflexión sencilla pero profunda, sobre las capacidades, creencias y la historia que te cuentas sobre ti mismo y sobre los demás. Hace algunos días, en un taller compartía este cuento con un grupo de personas, y tratábamos todos juntos de extraer la moraleja de la historia. Uno de los participantes del taller, me dijo "Usted si es un águila verdad Seño", y su comentario generó mucha satisfacción y mucho aprendizaje, hoy quiero compartirte la moraleja de que yo extraigo de este cuento.


¿Cuándo he sido un águila en mi vida o en mi trabajo? ¿Cuándo he sido una gallina?


Te dejo algunas distinciones, que te ayudarán a saber ¿Qué eres águila o gallina? y ¿Qué puedes hacer para alzar el vuelo y convertirte en un águila?


Eres un águila cuando te atreves a ver más allá de lo que crees que sabes, y haces en voz alta la declaración del NO SÉ: No puede haber aprendizaje, en una mente llena de ideas, suposiciones y creencias arraigadas, si quieres volar alto, debes tener el valor de declararte principiante, de admitir lo que no sabes, de preguntar, de llevar la curiosidad y la mirada de niño a todo lo que haces. Eres un águila, cuando te atreves a cambiar el observador que eres, verte en el espejo con ojos de aprendiz y reconocer que en tu entorno, hay otras águilas de quienes puedes aprender.


Actúas como águila cuando eliges de que fuentes alimentarte y qué voces escuchar: Si solo escuchas y obedeces las voces de otras gallinas, seguirás siendo gallina toda tu vida. Tu éxito personal y laboral, está altamente relacionado con las voces y fuentes que te alimentan, es una cuestión de energía. Asegúrate de rodearte de puras águilas o águilas en potencia, personas que te reten, que te cuestionen e incluso que te critiquen desde un lugar de amor, desde un interés genuino por tu crecimiento. Personas a las que puedas pedirles ayuda, sin que te juzguen, que no tengan miedo de pedirte ayuda, que sean generosas con lo que saben y que te digan la verdad. No escuches a otras gallinas, no dejes que su narrativa hueca, negativa, sumida en la queja te desaliente o corte el vuelo.


Vuelas tan alto como un águila cuando te atreves a "desplumarte", a arrancar de tu mente y de tus rutinas, antiguos hábitos, conductas o creencias y abrazas el cambio y la transformación: Para alcanzar los 90 años de vida, las águilas atraviesan por un proceso doloroso de renovación, arrancando su pico, garras y plumaje en lo alto del peñasco. Cuándo eres un águila, no tienes miedo al cambio, al aprendizaje, a lo incierto o desconocido.... porque sabes que el aprendizaje puede resultar incómodo o incluso doloroso, pero es necesario renovarse o morir. Cada que estás dispuesto a hacer tu parte, lo que te toca, aprender algo nuevo, desaprender algo viejo, eres un águila.


Eres un águila, cuando admiras con reverencia a otras águilas: En el cuento, el águila quedó maravillada frente a otra águila. No puedes construir tu éxito a costa del éxito de alguien más, ser grandioso, implica poder reconocer y celebrar la grandeza de otros, porque no puedes tener aquello que no das. Por esto, para ser un águila necesitas ser generoso, bondadoso y consciente de la grandeza de otros. Las otras águilas no son tu competencia, no son tus enemigos, son tus modelos, tus mentores, tus maestros.


Eres un águila, cuando a pesar de estar rodeado de gallinas, brillas con luz propia y contribuyes al gallinero: Cuando eres un águila, no dejas que el entorno, te contamine, eres parte de la solución, no de la polución. Sumas, agregas valor, ayudas, haces tu parte, pero además... aprendes de los demás aunque NO sean águilas, y buscas inspirar a otros, para que aprendan, crezcan, se desarrollen y puedan liberar su potencial.


Ahora, te pregunto ¿Eres un águila? ¿En qué dominios o áreas de tu vida? ¿En qué situaciones? ¿Qué necesitas para volar alto, para renovarte, "desplumarte" y vivir en adelante desde tu grandeza y tu poder? ¿No lo sabes? Te dejo algunos consejos para que puedes rápidamente evaluarte:


  1. Elabora un listado de talentos y fortalezas, construye un listado de áreas de oportunidad o áreas de incompetencia o desconocimiento

  2. Pide a tu jefe, pares, compañeros de trabajo, familia o amigos, que validen tu listado inicial, que agreguen su mirada y te den retroalimentación.

  3. Prioriza tu listado, en base a los resultados que deseas obtener ya sea en tu vida personal o laboral. Elige la habilidad o competencia, conducta que de desarrollarse tendría el mayor impacto en tus resultados (punto de palanca)

  4. Establece un objetivo de desarrollo y genera un listado de acciones medibles y específicas, para desarrollarlo. Crea un nuevo hábito o bucle, estableciendo recordatorios, rutinas y recompensas.

  5. Identifica y cuestiona las creencias arraigadas y los obstáculos, que pueden intervenir en el logro de tu objetivo. ¿Qué eliges creer en lugar de lo que ya crees?

  6. Comparte tu objetivo, con otra águila... siempre llegas más lejos si vuelas acompañado.

El primer paso para salir del gallinero, es reconocer tu potencial águila...

¡Atrévete a empezar!











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