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Descubre la clave de la verdadera empatía: compartimos el mar, pero navegamos en distintos barcos.


“Recuerda que cada persona a quien conoces tiene miedo a algo, ama a alguien y ha perdido algo. ”–H. Jackson Brown, Jr.

En la actualidad se habla muchísimo de empatía. Se dice que todos vivimos esta situación de pandemia, desde un mismo mar, pero que no todos vamos en el mismo barco. Y esto es tan cierto, como todo en la vida. Nuestro barco nunca es el mismo que el de otro, aunque nos enfrentemos a la misma tormenta (o situación), no nos relacionamos con ella desde el mismo lugar. Ten en cuenta que nuestras experiencias de vida, personalidad, creencias, educación, temores, situación financiera, etc. etc. etc. siempre son distintos. No hay dos personas iguales, somos únicos e irrepetibles, por los que nuestras historias y experiencias también lo son.


Entonces, la empatía, realmente NO es ponerme en los zapatos del otro, porque esto nunca será 100% posible. Nunca podrás pensar, creer o sentir lo que el otro ha experimentado o sentido de la misma forma. Para mí, la empatía es más bien conectar con el dolor del otro, abrir tu mente, corazón y voluntad para escucharlo, sin juzgarlo, sin robarte el spotlight o darle un giro a la conversación para que se vuelva acerca de ti. No es lanzarse a dar consejos no solicitados o querer resolver la situación del otro. Para mí la empatía, tiene que ver con la escucha efectiva y generativa, pero más allá de la escucha tiene que ver con la validación de lo que el otro siente, experimenta y dice: Es hacer que el otro sienta que tiene la libertad, derecho y oportunidad de sentir lo que está sintiendo, de relacionarse con la tormenta desde su propio barco.

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La validación, no es más que el acto de ayudar al otro a sentirse escuchado y comprendido sin ser juzgado. Es reconocer que la experiencia del otro es única e irrepetible. Consiste en demostrar al otro que lo escuchas y comprendes lo que siente, respetando su derecho y libertad de sentirse como se siente. La validación efectiva requiere no solamente que identifiques con claridad la emoción del otro, sino además que comprendas con profundidad el contexto, la historia, aquello que despertó o generó dicha emoción.


La validación es sin duda, una de las habilidades más importantes en el ámbito de las relaciones humanas. Ser escuchados y comprendidos, es una necesidad básica del ser humano y aquellos que aprenden y hacen a otros sentirse así, son altamente valorados y respetados. Anhelamos ser escuchados, no solo oídos, reconocemos que los otros son un espejo en nuestra vida, y deseamos con todas nuestras fuerzas, vernos reflejados en el otro, sentir que fuimos escuchados, vistos y respetados.


¿Sabes cuál es la mejor parte? Que la validación, como habilidad puede ser aprendida y desarrollada. Piensa en la validación como el mejor regalo que puedes ofrecer a alguien. Imagina el poder de ayudar a otro, aún sin ser un experto en el tema, sin tener experiencia previa, sin tener que sentir la responsabilidad de resolver el problema o dar un consejo, simplemente validando, dejando que se sienta escuchado, visto y respetado. El mejor regalo es simplemente mostrar tu amor, tu comprensión y compasión hacia el prójimo.


No es que esté en contra de las recomendaciones o los consejos, pero lo que resulta verdadero es que cuando, practicas la validación efectiva, las personas se muestran más abiertas a recibir tu ayuda, escuchar tu propia experiencia y tomar en cuenta tus consejos. Recuerda que la gran mayoría de las veces, las personas saben lo que tienen que hacer para resolver sus problemas, lo que necesitan en realidad es aliento, apoyo, comprensión y validación.


Algunos consejos para validar:

  • Cualquier conversación, te ofrece la oportunidad de validar. Puedes validar tanto las emociones ¨positivas¨como las negativas. Las investigaciones demuestran que validar las situaciones positivas, tiene un efecto profundo en la calidad de tus conexiones y relaciones.

  • Una vez seas capaz de reconocer con claridad las emociones del otro y conectar con ellas, ya estas validando. No importa si estás o no de acuerdo, con lo que el otro está sintiendo o la forma en la que está manejando la situación.

  • No subestimes o hagas de menos las emociones o la situación del otro, esto ocurre cuando emites comentarios como: ¨No es para tanto¨, ¨Podría ser peor, ¨No llores, no vale la pena¨, ¨Al menos no...¨, ¨Todo va a estar bien¨.

  • Muestra curiosidad, por la situación del otro. Pregunta, indaga, averigua. Validar, no es lo mismo que ser un loro. No basta solamente con repetir lo que el otro te dice en sus mismas palabras, involúcrate, has preguntas, muestra interés. La validación es un ejercicio que requiere de tu tiempo, interés y energía.

  • No se trata de simpatizar, sino de empatizar. Simpatizar es observar desde tu barco como el otro libra su tormenta, empatizar es subir abordo del barco del otro y navegar por unos minutos con él/ella. No se trata solo de desear el bien del otro o mostrar preocupación, se trata de tirarse un clavado y sentir con él/ella su dolor. Para lograr la verdadera empatía, te recomiendo hacerte las siguientes preguntas: ¿Cuál es la historia de esta persona?, ¿Qué pasaría si yo viviera lo mismo, desde su pasado?, ¿Con qué emociones estoy conectando al escuchar su historia?, y ¿Cuándo me he sentido YO igual?


Pasos para validar:

  1. Presta al otro tu atención absoluta y sin distractores. Elimina cualquier elemento de distracción, mientras conversas. Hazle saber al otro, que no deseas ni necesitas estar en ningún otro lugar o con ninguna otra persona.

  2. Escucha con mente, corazón y voluntad abierta. Esto implica acallar la voz de la experiencia, del cinismo, del juicio y del miedo. No prestes atención a tu diálogo interior y enfócate únicamente en el otro. Escucha con tus ojos, observa... mantén el contacto visual, escucha con tu corazón, capta la emoción detrás del relato o la historia del otro. Escucha desde lo que te une al otro, no desde lo que te separa.

  3. Trae a la conversación la curiosidad y las preguntas. Escucha al otro como si no lo conocieras, como si se tratará de una nueva relación, con curiosidad, libre de suposiciones o juicios. Interésate por profundizar en lo que le ocurre, en lo que siente, en lo que le preocupa.

  4. Se sincero y genuino. Admite lo que desconoces, se genuino y auténtico con lo que dices. Recuerda que el otro no quiere perfección, exige más bien comprensión y conexión.

  5. Ofrece retroalimentación oportuna. Detén los consejos o recomendaciones por un tiempo. Restringe tu necesidad de opinar, resolver, recomendar o sugerir al otro lo que debe de hacer. Más bien, valida, escucha, conecta con el otro, hasta que sea el otro quien te pida un consejo o solución. La escucha generativa es esto, es construir juntos un prototipo o solución, desde la voluntad y el deseo de generar algo juntos, pero esto ocurre una vez hayas escuchado e indagado con la mente y el corazón abiertos. Por eso, retroalimenta al otro, pero no sin antes haber cumplido con los pasos 1, 2 y 3.


Empieza hoy por practicar estos 4 pasos, en todas tus conversaciones, y empezarás a notar la diferencia en tus relaciones. Ser un mejor escucha y un buen validador, te convertirá en un ser humano más empático, comprensivo, compasivo e incondicional.


¡Atrévete a empezar!

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Esta semana, el libro que te recomiendo, para profundizar en la validación como habilidad, es I Hear You, de Michael S. Sorensen. Si te interesa, puedes hacer clic en el enlace:





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